“Why did you close Casa San Alfonso?” – “¿Por qué cerraron Casa San Alfonso?”
“¿Por qué cerraron Casa San Alfonso?”
“Hay un momento para todo”
Una pregunta frecuente es: “¿Por qué cerraron Casa San Alfonso?” Es difícil responder. Nuestro ministerio en la Casa siempre estaba evolucionando. Durante los dos primeros años, el ministerio fue una comunidad de bienvenida para los jóvenes de los barrios pobres. Era un lugar seguro. Los jóvenes llegaron a conocer a sacerdotes en una experiencia informal. Dio la bienvenida a los jóvenes a una comunidad de apoyo que los alentó a caminar en un entorno de apoyo de fe y responsabilidad social. Para los sacerdotes y el hermano, fue un ministerio de acompañar a los jóvenes mientras negociaban la vida en un barrio difícil.
Cuando nos mudamos a la segunda casa, los jóvenes y los redentoristas perseguían obras de caridad y evangelización. Continuamos dando la bienvenida a las personas a la familia de la Casa, pero la misión se volvió más central en la vida de la Casa. Experimentamos con formatos para presentar misiones parroquiales. Nuestras misiones fueron bilingües para responder a las comunidades con pastores que buscaban ayuda mientras daban la bienvenida a inmigrantes hispanos en sus comunidades. Las ciudades que tenían una migración estacional de trabajadores en la agricultura o el turismo estaban comenzando a tener migrantes presentes todo el año. Unas comunidades iniciaron el acercamiento a los migrantes y los inmigrantes pidieron nuestra ayuda.
Patricio y yo estructuramos una misión típica para ofrecerla en una pequeña comunidad con una población hispana que estaba presente en los Estados Unidos durante muchos años. La mayoría de la gente era bilingüe, así hicimos las charlas en una manera bilingüe. Poco después, un pastor nos pidió que ofreciéramos una misión en su comunidad cerca de Aspen. La parroquia tenía muchas personas que hablaban inglés o español, pero no eran bilingües. Estructuramos la misión para comenzar en la iglesia con todos y en el momento de la charla, un grupo de idiomas fue al salón parroquial y el otro se quedó. En la iglesia, después de la charla, volvimos a reunirnos para las oraciones finales cada noche.
En la tercera misión, trajimos a jóvenes de la Casa para cantar y ofrecer servicio de niñera. En lugar de simplemente cuidar niños, los jóvenes enseñaron a los niños sobre el mismo tema que escucharon sus padres. Después de esa tercera misión, los jóvenes de Casa San Alfonso asumieron más responsabilidades en las misiones, incluso ofreciendo un día de retiro para jóvenes. En 1996, pedimos a tres personas que se ofrecieran como voluntarias para trabajar a tiempo completo en las misiones de enero a junio. Mi ministerio se convirtió en líder en misiones parroquiales y en el equipo de voluntarios, mientras que el P. Patricio estaba limitado en la frecuencia con la que podía irse, ya que era pastor asociado de la Iglesia de San José. El hermano Marco continuó el ministerio de hospitalidad de la Casa y los jóvenes residentes en Casa San Alfonso se graduaron de la escuela en junio. Las misiones bilingües se convirtieron en la misión principal de la comunidad de Casa. La Casa en sí no pudo continuar.
Como se dice en Eclesiastés 3: 1, “Para todo hay un tiempo”. Casa San Alfonso fue un gran servicio para todos los involucrados en la familia de la Casa. Para todos nosotros, realizamos nuevos tiempos en nuestras vidas. Nuestra celebración de “treinta años” el domingo nos dio la oportunidad de apreciar el impacto de Casa San Alfonso en nuestras vidas.
“Why did you close Casa San Alfonso?”
“To everything there is a season”
A frequently asked question is: “Why did you close Casa San Alfonso?” It is difficult to answer. Our ministry at the Casa was always evolving. For the first two years, the ministry was as a welcoming community for inner city youth. It was a safe place. Young people came to know their priests in an informal experience. It welcomed youth to a supportive community that encouraged them to walk in a supportive environment of faith and social responsibility. For the priests and brother, it was a ministry of accompanying youth as they negotiated life in a tough barrio.
When we moved to the second house, young people and Redemptorists pursued works of charity and evangelization. We continued welcoming people into the Casa family, but mission became more central to the life of the Casa. We experimented with formats for presenting parish missions. Our missions were bilingual to respond to communities with pastors seeking help as they welcomed Hispanic immigrants into their communities. Towns that had seasonal migration of workers in agriculture or tourism were beginning to have immigrants staying year-round. Communities initiating outreach to the migrants and immigrants asked for our help.
Fr. Patrick and I structured a typical mission to be offered in a small community with a Hispanic population that had been present in the United States for many years. Most of the people were bilingual, so in our talks we went back and forth speaking in English and Spanish. Shortly afterwards a pastor asked us to offer a mission in a community near Aspen. The parish had many people who spoke either English or Spanish, but they were not bilingual, so we structured the mission to begin in the church with everyone and at the time of the conference, one language group went to the parish hall and the other stayed in church. After the conference, we came back together for the closing prayers each evening.
On our third mission we brought young people from the Casa to sing and to offer babysitting. Rather than simply being babysitting, our young people taught children on the same theme that their parents heard. After that third mission, young people of Casa San Alfonso took on more responsibility on the missions, including offering a retreat day for youth. In 1996 we asked three people to volunteer to work full-time on the missions from January to June. My ministry became leading parish missions and the volunteer team, while Fr. Patrick was limited on how often he could leave since he was associate pastor of St. Joseph’s Church. Brother Marco continued the hospitality ministry of the Casa and the resident young people at Casa San Alfonso were all graduating from high school in June. The bilingual missions became the primary mission of the Casa community. The Casa itself could not continue.
As said in Ecclesiastes 3:1, “To everything there is a season.” Casa San Alfonso was a great service to all involved in the Casa family. For all of us, there were new seasons coming in our lives. Our celebration of “thirty years” on Sunday gave us an opportunity to appreciate the impact of Casa San Alfonso on our lives.
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Oh Jesús, tú nos llamas: “Síganme”. Bendice, Señor, a todos los que acogen tu llamado. Puede que el camino no sea fácil, pero tenemos la confianza de que todo es posible si caminamos contigo. Que este viaje nos abra los ojos a las maravillas de tu amor por nosotros. Oramos por toda tu gente, por todos los creyentes e incrédulos, por los líderes y seguidores. Oramos por la sanación, el perdón, la compasión, la justicia y la paz. Oramos para que, al seguirte, nosotros también podamos ser pescadores de hombres. Bendícenos en nuestro viaje.
O Jesus, you call us, “Come after me.” Bless, O Lord, all who welcome your call. The path may not be easy, but we have confidence that all things are possible if we walk with you. May this journey, open our eyes to the wonders of your love for us. We pray for all your people, for all believers and unbelievers, for leaders and followers. We pray for healing, for forgiveness, for compassion, for justice, for peace. We pray that as we follow you, we too can be fishers of men. Bless us on our journey.