Mission Stories: Virtud del migrante: Dignidad – Virtue of the migrant: Dignity
Virtud del migrante: Dignidad
Una vez un migrante me dijo: “Padre, he trabajado en este país por más de treinta años. Recibí mi permiso para estar aquí en la década de 1980. Cuando llego del campo, estoy orgulloso de poner comida en las mesas en Nueva York, San Francisco, Londres, Tokio y en las mesas de todo el mundo. Sin embargo, cuando voy a muchos lugares en los Estados Unidos, a veces incluso a mi iglesia, no me respetan. Solo deseo que más personas aprecien lo bueno que tantos los migrantes hacen “.
Su comentario me recordó una visita a un sacerdote en México. Le pedí cómo veía la migración de gente de México a los Estados Unidos. Dijo: “La gente no se va de México por la pobreza, se va por la desesperación. Las personas pobres pueden encontrar comida, pero cuando una persona no tiene trabajo y pierde su dignidad como persona, se moverá y hará lo que sea necesario para restaurar su dignidad. La migración es la lucha humana por la dignidad de la persona desesperada”.
La lucha por la dignidad humana es el noble esfuerzo de personas con pocas opciones en la vida. A lo largo de la historia, la gente heroica se ha resistido al impulso de simplemente ceder a la desesperación de sus vidas. La gente respeta los esfuerzos de Mahatma Gandhi, el Dr. Martin Luther King Jr., el presidente Nelson Mandela, César Chávez y el arzobispo Oscar Romero, quienes se elevaron por encima de la desesperación que los rodeaba para defender la dignidad de todos los pueblos. Desafortunadamente, muchos en el camino tienen su espíritu aplastado y ceden a formas de escapar del dolor. Cuando una persona ingresa a este país, hay presiones para poner a lado todo lo que pertenece a la identidad “latina”. Las personas indocumentadas se ven obligadas a vivir con una identificación falsa, a ocultar información sobre sí mismos a los empleadores y otros miembros de la sociedad, a vivir negando quiénes son y de dónde vienen.
Un elemento intrínseco de la identidad del mundo latino es la fe. la fe católica. El “grito” de la independencia en México termina con la frase “¡Viva la Virgen!” Esto identifica al mexicano como católico. La Iglesia tiene un papel fundamental en la dignidad humana del mexicano. Desafortunadamente, hoy en día existe una erosión de esta identidad en los Estados Unidos. Mientras el migrante lucha con problemas de identidad personal y dignidad humana, muchos aspectos insignificantes de la vida religiosa de la Iglesia empujan al migrante lejos de esta fuente de respeto por sí mismo.
Algunas personas pueden “aferrarse” a las prácticas de la “religión popular” como una forma de mantener su dignidad en un mundo extranjero, pero a menudo, para los jóvenes, estas prácticas a veces son una vergüenza y los separan de todo lo que forma parte de su patrimonio. Muchos jóvenes tienen ropa con imágenes de Nuestra Señora de Guadalupe, medallas, tatuajes y rosarios colgados del espejo en sus autos, pero rara vez reflexionan sobre estos elementos como algo relacionado con la fe y la relación con Dios. Son símbolos de “la raza” en lugar de símbolos de fe.
La búsqueda de identidad es una fuerza poderosa que mueve a la comunidad migrante. En los sacramentos, la Iglesia tiene herramientas maravillosas para apoyar y elevar un sentido de valor y dignidad en la comunidad. Estas herramientas deben enfocarse en extender la gracia y la presencia de Dios en la comunidad latinoamericana.
Virtue of the migrant: Dignity
A migrant once said to me: “Father, I have worked in this country for over thirty years. I received my permission to be here in the 1980’s. When I come in from the fields, I am proud that I put food on tables in New York, San Francisco, London, Tokyo and on tables all over the world. Yet, when I go to many places in America, sometimes even my church, I am not respected. I just wish that more people appreciated the good that so many migrants do.”
His comment reminded me of visiting with a priest in Mexico. I asked him to speak about how he understood the migration of people from Mexico to the United States. He said, “People do not leave Mexico because of poverty, they leave because of desperation. People who are poor can still find food to eat, but when a person has no work and loses his dignity as a person he will move and do whatever it takes to restore his dignity. Migration is the human fight for dignity for the desperate person.”
The fight for human dignity is the noble effort of people with few options in their lives. Throughout history, heroic people have resisted the urge of simply giving in to the desperation of their lives. People respect the efforts of Mahatma Gandhi, Dr. Martin Luther King Jr., President Nelson Mandela, Cesar Chavez and Archbishop Oscar Romero who rose above the desperation around them to stand up for the dignity of all people. Unfortunately, many along the way have their spirit crushed and give in to ways to escape the pain. When a person enters this country, there are pressures to leave behind everything that pertains to “Latino” identity. Undocumented people are forced to live under false identification, to hide information about themselves from employers and others in society, to live in denial of who they are and where they come from.
An intrinsic element of the identity of the Latino world is faith, Catholic faith. The “grito” of independence in Mexico ends with the phrase, “¡Viva la Virgen!” This identifies the Mexican as Catholic. The Church plays an essential role in the human dignity of the Mexican. Unfortunately, there is an erosion of this identity in the United States today. As the migrant struggles with issues of personal identity and human dignity, many insignificant aspects of the religious life of the Church push the migrant away from this source of self-respect.
Practices of “Popular Religion” may be “clung to” by some as a way of maintaining their dignity in a foreign world, but often for young people it is just such practices that are an embarrassment and separate them from all that is part of their heritage. Many young people have clothing with images of Our Lady of Guadalupe, medals, tattoos, and rosaries hanging from the mirror in their cars, but they seldom reflect on these items as having to do with faith and a relationship with God. They are symbols of “la raza” rather than symbols of faith.
The search for identity is a strong force moving people in the migrant community. In the sacraments, the Church has marvelous tools for supporting and raising a sense of worth and dignity in the community. These tools need to be focused on extending the grace and presence of God in the Latin American community.
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Oh Jesús, tú nos llamas: “Síganme”. Bendice, Señor, a todos los que acogen tu llamado. Puede que el camino no sea fácil, pero tenemos la confianza de que todo es posible si caminamos contigo. Que este viaje nos abra los ojos a las maravillas de tu amor por nosotros. Oramos por toda tu gente, por todos los creyentes e incrédulos, por los líderes y seguidores. Oramos por la sanación, el perdón, la compasión, la justicia y la paz. Oramos para que, al seguirte, nosotros también podamos ser pescadores de hombres. Bendícenos en nuestro viaje.
O Jesus, you call us, “Come after me.” Bless, O Lord, all who welcome your call. The path may not be easy, but we have confidence that all things are possible if we walk with you. May this journey, open our eyes to the wonders of your love for us. We pray for all your people, for all believers and unbelievers, for leaders and followers. We pray for healing, for forgiveness, for compassion, for justice, for peace. We pray that as we follow you, we too can be fishers of men. Bless us on our journey.