Mission of Padre Migrante: The freedom to serve – La libertad para servir
La libertad para servir
Central a la vocación de ser Misionero Redentorista es la libertad para servir. Padre Juan Lasso de la Vega era el Superior General de la Congregación (1985-97). Durante su tiempo dirigiendo la Congragación, quería que la Congregación ponga más atención a servir a la juventud. En 1987, el año de celebrar el bicentenario de la muerte de San Alfonso Ligorio, invitó a los Redentoristas y sus colaboradores en el pastoral juvenil a una celebración internacional en Pagani, Italia. En esta reunión, los jóvenes pidieron más atención, y la oportunidad no solamente de conocer más de nuestra historia, pero tener la oportunidad de vivir y servir con Redentoristas. Después de la celebración en Pagani, Padre Lasso inició una serie de encuentros de Redentoristas y jóvenes en todo el mundo. Por tres años, había enuentros en muchos países en todos los continentes.
En la preparación del Capitulo General en 1991, el propósito de formar comunidades de Redentoristas y jóvenes viviendo juntos se inició. La manera de vivir en comunidad y formar sus misiones serían nuevas iniciativas en el servicio de los más abandonados. Este propósito fue dirigido en muchas provincias a los directores de vocaciones. Para la Provincia de St. Louis, Padre Patricio Keyes y yo fuimos a visitar Redentoristas en España y Italia par ver sus proyectos en pastoral juvenil en abril de 1991. Había mucho entusiasmo en las preparaciones para iniciar comunidades con jóvenes entre 18 y 35 años. Vimos también preparaciones para un encuentro internacional con jóvenes y Redentoristas en agosto de 1991.
Se nota, que muchas provincias de Redentoristas estaban preparando recibir jóvenes en comunidades establecidas de Redentoristas. Regresamos a los estados unidos con sueño de iniciar una comunidad nueva con Redentoristas y jóvenes. También, se nota que los jóvenes activos en el pastoral juvenil en Denver, fueron marginados en la sociedad. Faltaron educación formal y muchos no tenían derechos en este país. Necesitábamos entrar la vida de la juventud en un barrio en el centro de Denver. Tuvimos que convencer a nuestros superiores del valor de nuestro proyecto. Padre Patricio y yo preparamos un plan de iniciar una casa de acogida para jóvenes sin confianza que pudimos conseguir el permiso. Nuestro plan era más un sueño que un plan. Pedimos que otro Redentorista sea asignado a nuestra comunidad, y para tener una comunidad de jóvenes invitamos dos hombres considerar vivir con nosotros.
Permiso de investigar
En Julio de 1991, yo estuve asignado a la comunidad de San José en Denver para trabajar con Padre Patricio en el pastoral juvenil y investigar la formación de una casa de acogida para jóvenes en el barrio de San José. Todavía teníamos que mover nuestro sueño del idealismo a una realidad. En este tiempo, investigamos a donde iniciamos la casa, como financiar la casa, y cuales jóvenes aceptan nuestra iniciativa. Primer objetivo era conseguir padrinos de la iniciativa. Queríamos unos adultos establecidos en el barrio para proteger a los jóvenes y el proyecto. Esta iniciativa fue antes de la institución de Virtus y Praesidium para proteger a la juventud. El comité de padrinos era esencial para nuestra iniciativa.
Hermano Andrés era asignado el tercer Redentorista de la comunidad y llegó en septiembre. Cuando Hermano Andrés llegó, tuvimos que ganar el permiso del arzobispo Stafford. Todo fue pendiente en su permiso. Recuerdo entrando la cita con el arzobispo con poca confianza.
La libertad para iniciar Casa San Alfonso
Salimos la junta con la bendición del arzobispo, y cuando informamos al Provincial Superior, recibimos el permiso de conseguir un sitio por la Casa. Con esta libertad, conseguimos una casa para rentar, y decidimos iniciar la Casa San Alfonso el 9 de noviembre, el día de la fundación de la Congregación Redentorista en 1732.
Muchos que participaron en este proyecto, no saben de su parte esencial en formación de la Casa. Les gracias a nuestros superiores, cohermanos y el arzobispo Stafford por dar a Padre Patricio y yo la libertad de vivir y servir con los jóvenes de Casa San Alfonso. Especialmente, le doy gracias a cada joven y padrino de la Casa que nos acompañó en esta iniciativa. La Casa solo existió por cinco años, pero inició en nuestra congregación más iniciativas que imaginamos. Seguramente me transformó en mi vida redentorista.
The freedom to serve
Central to the vocation of being a Redemptorist Missionary is the freedom to serve. Father Juan Lasso de la Vega was the Superior General of the Congregation (1985-97). During his time leading the Congregation, he wanted the Congregation to pay more attention to serving youth. In 1987, to celebrate the bicentennial of the death of Saint Alphonsus Liguori, he invited Redemptorists and their collaborators in youth ministry to an international celebration in Pagani, Italy. At this meeting, the young people asked for more attention, and the opportunity not only to know more about our history, but to have the opportunity to live and serve with Redemptorists. After the celebration in Pagani, Father Lasso initiated a series of meetings of Redemptorists and young people around the world. For three years, there were meetings in many countries on all continents.
In preparation for the General Chapter in 1991, the proposition of forming communities of Redemptorists and young people living together began. The way of living in community and forming its missions will be new initiatives in the service of the most abandoned. This purpose was directed in many provinces to the directors of vocations. For the St. Louis Province, Father Patrick Keyes and I went to visit Redemptorists in Spain and Italy to see their projects in youth ministry in April 1991. There was much enthusiasm in the preparations to start communities with young people between 18 and 35 years old. We also saw preparations for an international meeting with youth and Redemptorists in August 1991.
We observed that many Redemptorist provinces were preparing to receive young people into established Redemptorist communities. We returned to the United States with the dream of starting a new community with Redemptorists and young people. We also knew that young people active in youth ministry in Denver were marginalized in society. They lacked formal education, and many had no rights in this country. We wanted to enter the life of youth in a barrio in downtown Denver. We had to convince our superiors of the value of our project. Father Patrick and I prepared a plan to start a foster home for youth, uncertain that we could receive permission. Our plan was more a dream than a plan. We asked that another Redemptorist to be assigned to our community, and we invited two men to consider living with us.
Permission to investigate
In July 1991, I was assigned to the San José community in Denver to work with Father Patrick in youth ministry and to investigate the formation of a Redemptorist youth community in the San José barrio. We still had to move our dream from idealism to reality. During this time, we investigated where to start the house, how to finance the house, and which young people to invite to our community. The first objective was to get sponsors for the initiative. We wanted some adults established in the neighborhood to protect the youth and the project. This initiative was before the institution of Virtus and Praesidium to protect youth. The sponsorship committee was essential to our initiative.
Brother Andy was assigned the third Redemptorist of the community and arrived in September. When Brother Andy arrived, we had to gain permission from Archbishop Stafford. Everything was pending on his permission. I remember entering the appointment with the archbishop with little confidence.
The freedom to start Casa San Alfonso
We left the meeting with the blessing of the archbishop, and when we informed the Superior Provincial, we received permission to find a place for the Casa. With this freedom, we got a house to rent, and we decided to begin Casa San Alfonso on November 9, the day of the founding of the Redemptorist Congregation in 1732.
Many who participated in this project do not know of their essential role in the formation of the Casa. I thank our superiors, confreres, and Archbishop Stafford for giving Father Patricio and I the freedom to live with and to serve the youth of Casa San Alfonso. I especially thank each youth and sponsor of the Casa who accompanied us in this initiative. The Casa only existed for five years, but it started more initiatives in our congregation than we imagined. It transformed my life as a Redemptorist.
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Oh Jesús, tú nos llamas: “Síganme”. Bendice, Señor, a todos los que acogen tu llamado. Puede que el camino no sea fácil, pero tenemos la confianza de que todo es posible si caminamos contigo. Que este viaje nos abra los ojos a las maravillas de tu amor por nosotros. Oramos por toda tu gente, por todos los creyentes e incrédulos, por los líderes y seguidores. Oramos por la sanación, el perdón, la compasión, la justicia y la paz. Oramos para que, al seguirte, nosotros también podamos ser pescadores de hombres. Bendícenos en nuestro viaje.
O Jesus, you call us, “Come after me.” Bless, O Lord, all who welcome your call. The path may not be easy, but we have confidence that all things are possible if we walk with you. May this journey, open our eyes to the wonders of your love for us. We pray for all your people, for all believers and unbelievers, for leaders and followers. We pray for healing, for forgiveness, for compassion, for justice, for peace. We pray that as we follow you, we too can be fishers of men. Bless us on our journey.