Ministry Today: Good Practices / Ministerio Hoy: Buenas Prácticas
Call Attention to Good Practices
One of the problems of seeking improvements in migrant ministry is calling attention too often to what needs correction and change. Angry and divisive voices have too much sway in society and within our churches. In the introduction to the new encyclical, “On Fraternity and Social Friendship,” Pope Francis calls on us to follow the example of St. Francis of Assisi.
- Francis did not wage a war of words aimed at imposing doctrines; he simply spread the love of God. He understood that “God is love and those who abide in love abide in God” (1 Jn4:16). (FT 4)
- Wherever he went, he sowed seeds of peace and walked alongside the poor, the abandoned, the infirm and the outcast, the least of his brothers and sisters. (FT 2)
The COVID crisis is forcing us to take a look at all practices within the Church. This past summer, I spent time with migrant farm workers during the cherry harvest in The Dalles, Oregon. While there, I celebrated Mass in several orchards. When the Masses began, I was very impressed with the attention of the people at the Masses. I have offered Masses in fields in many places, and the enthusiasm of people being able to celebrate Mass near where they live is seldom possible during harvest. Yet, even while people appreciate Mass in the fields, there can be many distractions. This summer it was noticeable that people were more attentive at the Masses. The pandemic has touched the lives of many, and recognizing the need for God in our lives is more clearly recognized in this time.
Also, people are engaged in private prayer. One evening before Mass in one camp, I knocked on several doors inviting people to the Mass. At one cabin, a young woman came to the door with her rosary in her hand. I had interrupted her in her prayer time. She said that she did not know that there would be Mass in the camp. She said that since the coronavirus struck, she had been unable to attend Mass and that everyday since March she said the rosary.
We need to correct what needs correction in our lives, but we also must recognize the good practices of faith that we see in the lives of faithful people.
Llamar la atención sobre buenas prácticas
Uno de los problemas de mejorar el ministerio de migrantes es que llamamos la atención con demasiada frecuencia sobre lo que necesita corrección y cambio. Las voces enojadas y divisivas tienen demasiado dominio en la sociedad y dentro de nuestras iglesias. En la introducción de la nueva encíclica, “Sobre la fraternidad y la amistad social”, el Papa Francisco nos llama a seguir el ejemplo de San Francisco de Asís.
- Francisco no participó en una guerra de palabras para imponer doctrinas; simplemente difundió el amor de Dios. Entendió que “Dios es amor y el que permanece en el amor permanece en Dios” (1 Jn 4,16). (FT 4)
- Dondequiera que iba, sembraba paz y caminaba junto a los pobres, los abandonados, los enfermos y los marginados, los más pequeños de sus hermanos y hermanas. (FT 2)
La crisis de COVID nos obliga a echar un vistazo a todas las prácticas dentro de la Iglesia. El verano pasado pasé tiempo con trabajadores migrantes durante la cosecha de cerezas en The Dalles, Oregon. Mientras estuve allí, celebré la misa en varias huertas. Cuando comenzaron las misas, quedé muy impresionado con la atención de la gente en las misas. He ofrecido misas en los campos en muchos lugares, y el entusiasmo de la gente por celebrar la misa cerca de donde viven, rara vez es posible durante la cosecha. Sin embargo, incluso cuando la gente aprecia la Misa en el campo, puede haber muchas distracciones. Este verano se notó que la gente estaba más atenta a las misas. La pandemia ha tocado la vida de muchos, y el reconocimiento de la necesidad de Dios en nuestras vidas se reconoce más claramente en este momento.
Además, las personas participan en la oración privada. Una noche antes de la Misa en un campamento, llamé a varias puertas para invitar a la gente a la Misa. En una cabaña, una joven llegó a la puerta con su rosario en la mano. La había interrumpido en su tiempo de oración. Dijo que no sabía que habría misa en el campamento. Dijo que desde que golpeó el coronavirus no había podido asistir a misa y que todos los días desde marzo rezaba el rosario.
Necesitamos corregir lo que necesita corrección en nuestra vida, pero también debemos reconocer las buenas prácticas de fe que vemos en la vida de las personas fieles.