Homily/Homilía for XXVI Sunday
Those who follow Christ
“If (the sinner) turns from the wickedness he has committed, he does what is right and just, he shall preserve his life.” (Ez 18:27)
“Amen, I say to you, tax collectors and prostitutes are entering the kingdom of God before you. When John came to you in the way of righteousness, you did not believe him; but tax collectors and prostitutes did. Yet even when you saw that, you did not later change your minds and believe him.” (Mt 28:31-32)
As I read from Ezechiel and today’s gospel, I couldn’t help but think about J____, a man about 28 years old who was an inmate at Tallahatchie Correction Center in Mississippi. We, the Redemptorists of Greenwood, MS celebrated Mass for prisoners every Friday during my five years in Greenwood. At my first Mass at the prison, J____ extended his hand. The handshake was unforgettable. He had swastika tattoo was on his hand. He came every week, and he always asked us for literature on the faith. The regular chaplain told us to be aware of J_____ as a con. He said that J____ went to services of many groups; Catholic, Baptist, Jehovah Witness and Muslim. He was just trying to get attention and it beat staying in his cell. While in a way, he was a pest with his asking for pamphlets. He was always the first to ask if he could read at the Masses, and since very few volunteered, he read regularly. He did read the Scriptures well for the Mass.
There were two chapels in the prison, and two of us went to say Masses every Friday, one priest in each unit. The attendance was small and we could have accommodated both units easily in one until Pope Francis came to the U.S. in September 2015. The Friday after the Pope’s visit Mass was packed. Several said that they all got to see the Pope visiting prisoners in Philadelphia. One man said that he felt like Pope Francis blessed him personally by visiting inmates.
Shortly after that time, J____ said, “Father, you know that I have been checking out several religions, and I want to be Catholic.” One of the problems at that prison was that inmates were often moved without notice. With that in mind we prepared material for him to read between Masses and six weeks later on the Feast of the Immaculate Conception we received him into the Church with profession of faith since he had been baptized previously in another denomination. He received Confirmation and First Communion. J____ told me that his father was envious of him. His father had entered RCIA classes in September and he was not going to be received into the Church until Easter. His son asked for RCIA in October and had his First Communion in December.
After his First Communion, not only was J____ regular in attendance at Mass, he brought in others who were baptized but had never received First Eucharist. He made sure that there were readers for the Masses and that the room was set up for us. Over the following three years, we celebrated over forty First Communions, many Confirmations and a handful of baptisms of inmates. Often J____ was the one behind these men coming to us. In 2018 the California inmates were all reassigned to prisons in California. The prison population changed entirely at that time.
A year after J____ left Tallahatchie, I receive a pleasant surprise. We were not supposed to give inmates our addresses or phone numbers, and I observed those rules, but as I said, J____ was a con. He wrote a letter that witnessed what Jesus said of those who were entering the kingdom. He wrote:
I have good news. Ever since I let God come into my life, I have been blessed. I was accepted for “fire school”. I am on my way to fire camp. My sentence will be shortened, I will be living with more freedom, better food and doing productive work. I thank you and your brother priests for bringing Jesus to me every Friday in prison. The next time you see that there are fires in California, know that I will be there fighting them. Thank you for bringing Jesus Christ to me.
As the fires in California continue burning, please pray for J____ and all his fellow prisoner fire fighters.
(Next week: The Eucharist and our lives)
Los que se convierten
Cuando el pecador se arrepiente del mal que hizo y practica la rectitud y la justicia, él mismo salva su vida. (Ez 18:27)
“Yo les aseguro que los publicanos y las prostitutas se les han adelantado en el camino del Reino de Dios. Porque vino a ustedes Juan, predicó el camino de la justicia y no le creyeron; en cambio, los publicanos y las prostitutas, sí le creyeron; ustedes, ni siquiera después de haber visto, se han arrepentido ni han creído en él’’. (Mt 28:31-32)
Mientras leía de Ezequiel y el evangelio de hoy, no pude evitar pensar en J____, un hombre de unos 28 años que estaba preso en el Centro Correccional de Tallahatchie en Mississippi. Nosotros, los Redentoristas de Greenwood, MS celebramos misa para los prisioneros todos los viernes durante mis cinco años en Greenwood. En mi primera misa en la prisión, J____ extendió su mano. El apretón de manos fue inolvidable. Tenía un tatuaje de la esvástica en la mano. Venía todas las semanas y siempre nos pedía literatura sobre la fe. El capellán regular nos dijo que fuéramos conscientes de J_____ como una estafa. Dijo que J____ fue a los servicios de muchos grupos; Católico, Bautista, Testigo de Jehová y Musulmán. Solo estaba tratando de llamar la atención y era mejor que quedarse en su celda. Si bien, en cierto modo, era una peste al pedir folletos. Siempre era el primero en preguntar si podía leer en las misas y, como muy pocos se ofrecían como voluntarios, leía con regularidad. Leyó bien las Escrituras para la Misa.
Había dos capillas en la prisión, y dos de nosotros íbamos a celebrar misas todos los viernes, un sacerdote en cada sector. La asistencia fue pequeña y podríamos haber acomodado ambos grupos fácilmente en una hasta que el Papa Francisco llegó a los Estados Unidos en septiembre de 2015. El viernes después de la visita del Papa, la misa estuvo repleta. Varios dijeron que todos pudieron ver al Papa visitando a los prisioneros en Philadelphia. Un hombre dijo que sentía que el Papa Francisco lo bendijo personalmente al visitar a los presos.
Poco después de ese momento, J____ dijo: “Padre, usted sabe que he estado investigando varias religiones y quiero ser católico”. Uno de los problemas en esa prisión era que los reclusos a menudo eran trasladados sin previo aviso. Con eso en mente preparamos material para que lo leyera entre misas y seis semanas después en la Fiesta de la Inmaculada Concepción lo recibimos en la Iglesia con profesión de fe ya que había sido bautizado previamente en otra denominación. Recibió la Confirmación y la Primera Comunión. J____ me dijo que su padre le tenía envidia. Su padre había entrado en las clases de RICA en septiembre y no iba a ser recibido en la Iglesia hasta Pascua. Su hijo pidió RICA en octubre y tuvo su Primera Comunión en diciembre.
Después de su Primera Comunión, J____ no solo asistió regularmente a la Misa, sino que trajo a otros que fueron bautizados pero que nunca habían recibido la Primera Eucaristía. Se aseguró de que hubiera lectores para las misas y de que la sala estuviera preparada para nosotros. Durante los siguientes tres años, celebramos más de cuarenta Primeras Comuniones, muchas Confirmaciones y un puñado de bautismos de reclusos. A menudo, J____ era el que estaba detrás de estos hombres que venían a nosotros. En 2018, todos los presos de California fueron reasignados a prisiones en California. La población carcelaria cambió por completo en ese momento.
Un año después de que J____ dejara Tallahatchie, recibo una agradable sorpresa. Se suponía que no debíamos darles a los presos nuestras direcciones o números de teléfono, y observé esas reglas, pero como dije, J____ era listo. Escribió una carta que testificó lo que Jesús dijo de aquellos que estaban entrando en el reino. El escribió:
Tengo buenas noticias. Desde que dejé que Dios entrara en mi vida, he sido bendecido. Me aceptaron en la “escuela de bomberos”. Estoy de camino al campamento de fuego. Mi condena se acortará, viviré con más libertad, mejor comida y haciendo un trabajo productivo. Les agradezco a ustedes y a sus hermanos sacerdotes por traerme a Jesús todos los viernes en la cárcel. La próxima vez que vea que hay incendios en California, sepa que estaré allí combatiéndolos. Gracias por traerme a Jesucristo.
Mientras los incendios en California continúan ardiendo, por favor ore por J____ y todos sus compañeros bomberos.
(Próxima Semana: La Eucaristía y nuestra vida)