Evangelization 2021: Descubriendo talentos para el ministerio en los fieles – Discovering talents for ministry in the faithful
Descubriendo talentos para el ministerio en los fieles
Ayer les presenté a María, una mujer recién jubilada de México que visitaba a su hijo. La primera vez que la conocí, me informó que había sido Directora de Evangelización en su diócesis. Dos semanas después de la primera misa en español en nuestra parroquia, una familia me preguntó si podía hacer una quinceañera para su hija en tres meses. Al tomar su información, dijeron que la hija no había recibido su Primera Comunión. Le dije que debería recibir su Primera Comunión antes de la quinceañera. Luego dijeron que otros dos niños también necesitaban la Primera Comunión. Les aseguré que trabajaría con ellos y que visitaría a la familia al día siguiente. Al día siguiente, me reuní con los tres jóvenes y dos primos que también quisieron recibir la Primera Comunión.
I needed help, so I asked Maria if she could prepare the children before returning to Mexico. She met with the children and two days later said that the group was now twelve. They met on the front steps of the Church rather than in a classroom. On a Monday, her husband came with Maria and I invited him to meet our men’s club members who barbequed hot dogs and hamburgers on Mondays and pitched horseshoes during the summer. He came back the next week with a plate of tamales and salsa to share with the men.
Necesitaba ayuda, así que le pregunté a María si podía preparar a los jóvenes antes de regresar a México. Se reunió con los jóvenes y dos días después dijo que el grupo ya tenía doce. Se reunieron en los escalones de la entrada de la Iglesia en lugar de en una sala de clases. La próxima clase, su esposo vino con María y lo invité a conocer a los miembros de nuestro club de hombres que reunió un día cada semana del verano para tirar herraduras y tener un bar-b-que. Francisco regresó la semana siguiente con un plato de tamales y salsa hecha en casa para compartir con los hombres.
María me ayudó no solo con los doce que quisieron la Primera Comunión. La Primera Comunión mostró que nuestra parroquia ofrece acceso a los sacramentos a los que tienen edad mayor de ordinario. Jóvenes reuniendo cada noche en los escalones de la Iglesia por tres semanas señalo vida a la comunidad en nuestra iglesia. En esta parroquia, la primera misa en español congregó 70 feligreses. En seis semanas habían más de 300.
Todo esto fue el resultado de una entrevista informal con una persona y el descubrimiento de un talento excepcional. María regresó a México al fin del verano, pero se nota su parte en iniciar ministerio Hispano en una parroquia que antes no reconoció la presencia hispana en el barrio.
(Jueves: Ambiente seguro y entrevista)
Discovering talents for ministry in the faithful
Yesterday, I introduced Maria, a woman recently retired, from Mexico visiting her son. The first time that I met her, she informed me that she had been the Director for Evangelization in her diocese. Two weeks later, after the first Mass in Spanish at our parish, a family asked if I could do a Quinceañera for their daughter three months later. As I took their information, they said that she had not yet received her First Communion. I said that she should receive her First Communion before the quinceañera. They then said that two other children needed First Communion also. I assured them that, I would work with them and that I would visit the family the next day. The next day, I met with the three children and two cousins who also wished to receive First Communion before the quinceañera.
I needed help, so I asked Maria if she could prepare the children before returning to Mexico. She met with the children and two days later said that the group was now twelve. They met on the front steps of the Church rather than in a classroom. On a Monday, her husband came with Maria and I invited him to meet our men’s club members who barbequed hot dogs and hamburgers on Mondays and pitched horseshoes during the summer. He came back the next week with a plate of tamales and salsa to share with the men.
Maria helped me not only with the twelve children who needed a catechist and a program that responded to a request for timely ministry, people seeing Hispanic youth on the steps of the church every evening for three weeks drew attention to many people in Omaha of a parish that responded in a timely manner to families who wanted access to the grace of sacrament.
This was all the result of an informal interview with one person and the discovery of her exceptional talent. Maria returned to Mexico at the end of the summer, but she played an important role in initiating Hispanic ministry in a parish that previously did not recognize the Hispanic presence in the neighborhood.
(Thursday: Safe environment and the interview)