Casa San Alfonso: We need Unity – Necesitamos la unidad
El milagro más necesario
Mi homilía del domingo, 25 de julio, consideró los milagros de Eliseo dando 20 panes de cebada a cien personas, y Jesús dando cinco panes y dos pescados a cinco mil personas. Los y creo milagros fueron impresionantes, pero creo que hay un milagro que necesitamos más en este momento. En Casa San Alfonso, experimentamos una mirada del milagro que quiero ver.
Homilía para el Decimo Siete Domingo, Ciclo B
En la primera lectura, Eliseo dio veinte panes de cebada a cien hombres, “todos comieron y sobró”. Era un milagro. Jesús dio cinco panes y dos pescados a 5.000 personas. Todos saciaron y las sobras llenaron doce canastos. Grandes milagros, pero cuando leí las lecturas de esta semana, yo creo que San Pablo animaba a los Efesios mostrar algo más impresionante que alimentar 5.000 personas con cinco panes y dos pescados. La carta de San Pablo no era para castigar a nadie, pero para llamar la atención de feligreses a lo que podemos hacer. El dijo, “Sean siempre humildes y amables; sean comprensivos y sopórtense mutuamente con amor; esfuércense en mantenerse unidos en el Espíritu con el vínculo de la paz.” Viviendo en esta época, creo que unidad en la Iglesia puede ser un gran ejemplo para el mundo.
Ahora vivimos en un tiempo de división, enojo, violencia, mentiras, prejuicio, condenación y discordia sobre la pandemia de COVID. Hay división en familias, comunidades, la política y en la Iglesia. El milagro que quiero ver es unidad. Jesús oraba por eso la noche de la última cena, “para que todos sean uno, como tú, Padre, estás en mí y yo en ti.” (Jn. 17:21)
San Pablo no pide lo imposible, simplemente invita a los fieles creer que es posible vivir unidos. Lo que el pide es poner en práctica virtudes que podemos cumplir. Si vivimos así, podemos realizar paz y unidad.
En 1991, los Redentoristas iniciaron una casa para jóvenes en un barrio pobre y desordenada en Denver. Abrimos la Casa San Alfonso diciendo a los jóvenes, “Hay frijoles en la estufa y tortillas en el refrigerador. Nuestra casa es tu casa.” Nuestro ministerio no era tradicional, simplemente la Casa era lugar seguro y sano para jóvenes. La Casa solo existió por cinco años, y durante este tiempo algunos jóvenes vivieron con nosotros.
El próximo domingo, vamos a celebrar los treinta años desde iniciamos la Casa. Hablando con uno de los que vivieron en la casa, pedí: “¿Qué significaba la Casa para ti?” Recordando su vida en la Casa hace veinticinco años, él dijo: “Solo tenía 17 años cuando entre la Casa, pero me sentí igual en la Casa. Ustedes confiaban en mí. Me sentí digno y responsable.” Pedí como experimentó esta dignidad. Él dijo, “Recuerdo el tercer día en la Casa. Usted estaba cocinando y faltaba algo para la comida. Me pidió ir a la tienda para comprar algunas cosas. Cuando dije que no tenía dinero, me dio cuarenta dólares y dijo, ‘Vete’. Yo dije, que es mucho. Necesito coche, y me dio llaves al coche. En esta experiencia me sentí en casa. Quise merecer su confianza en mí.”
Este joven fue solo uno de los jóvenes que fueron parte de la comunidad de Casa San Alfonso. La maravilla de Casa San Alfonso estaba en jóvenes conociendo su bondad y las posibilidades de sus vidas. Cada vez que veo éxito en la vida de los jóvenes de Casa San Alfonso, doy gracias a Dios por ser parte de sus vidas. Conociendo su dignidad, jóvenes pueden realizar la admonición de San Pablo en la carta de los Efesios. “Sean siempre humildes y amables; sean comprensivos y sopórtense mutuamente con amor; esfuércense en mantenerse unidos en el Espíritu con el vínculo de la paz.”
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Anuncio: Celebramos el Aniversario Treinta de la Casa San Alfonso
Invitamos a todos que participaron en la vida de Casa San Alfonso, 1991 a 1996, a una misa en la Iglesia San José en Denver, el Primero de Agosto, a las 10:00 de la mañana. Padre Miguel McAndrew, C.Ss.R. va a celebrar la misa. Hay convivio después en el parque en frente de West High School. Que vengan jóvenes de la Casa San Alfonso, sus familias. Que vengan los padrinos de la Casa que eran esencial en la vida de la casa. Que vengan padres y familiares de los jóvenes de la Casa también.
Celebra la fiesta de San Alfonso con nosotros.
The most needed miracle
My homily on Sunday, July 25, looked at the miracles of Elisha giving 20 barley loaves to one hundred people, and Jesus giving five loaves and two fish to five thousand people. The miracles were impressive, but I believe there is a miracle that we need more at this time. At Casa San Alfonso, we experienced a glimpse of the miracle I want to see.
Homily for the Seventeenth Sunday, Cycle B
In the first reading, Elisha gave twenty barley loaves to one hundred men, “they all ate and there was some left over.” It was a miracle. Jesus gave five loaves and two fish to 5,000 people. All were satisfied and the leftovers filled twelve baskets. Great miracles, but when I read this week’s readings, I believe that Saint Paul encouraged the Ephesians to show something more impressive than feeding 5,000 people with five loaves and two fish. St. Paul’s letter was not to chastise, but to draw the attention of the faithful to what we can do. He said, “live in a manner worthy of the call you have received, with all humility and gentleness, with patience, bearing with one another through love, striving to preserve the unity of the spirit through the bond of peace.” Living in this age, I believe that unity in the Church would be a great example for the world.
Today, we live in a time of division, anger, violence, lies, prejudice, condemnation and discord over the COVID pandemic. There is division in families, communities, politics and in the Church. The miracle I want to see is unity. Jesus prayed for this on the night of the Last Supper, “so that all may be one, as you, Father, are in me and I in you.” (John 17:21)
Saint Paul does not ask for the impossible, he simply invites the faithful to believe that it is possible to live together. He asks us to put into practice virtues that we can fulfill. If we live those virtues, we can realize peace and unity.
In 1991, the Redemptorists started a youth home in a poor and untidy neighborhood in Denver. We opened Casa San Alfonso by saying to the youth, “There are beans on the stove and tortillas in the refrigerator. Our house is your house.” Our ministry was not traditional, simply the House was a safe and healthy place for young people. The House only existed for five years, and during this time some young people lived with us.
Next Sunday, we are going to celebrate thirty years since we started the House. Speaking to one of those who lived in the house, I asked, “What did the House mean to you?” Recalling his life in the House twenty-five years ago, he said: “I was only 17 when I entered the House, but I felt that I was an equal member in the House. You trusted me. I felt worthy and responsible.” I asked how he experienced this responsibility. He said, “I remember the third day at the Casa. You were cooking and you needed some things for the dinner. You asked me to go to the store. When I said I had no money, you gave me forty dollars and said, ‘Go.’ I said, it’s a lot of things to carry. I need a car, and you gave me keys to the car. In this experience I felt at home. I wanted to deserve your trust in me. “
This young man was just one of the young people who were part of the Casa San Alfonso community. The wonder of Casa San Alfonso was in young people knowing their goodness and the possibilities of their lives. Every time I see success in the lives of the young people of Casa San Alfonso, I thank God for being part of their lives. Knowing their worthiness, young people can carry out the admonition of Saint Paul in the letter of the Ephesians. “live in a manner worthy of the call you have received, with all humility and gentleness, with patience, bearing with one another through love, striving to preserve the unity of the spirit through the bond of peace.”
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Announcement: Thirtieth Anniversary Celebration of Casa San Alfonso
We invite all who participated in the life of Casa San Alfonso, 1991 to 1996, to a mass at St. Joeseph’s Church in Denver, on August 1st, at 10:00 am. Father Mike McAndrew, C.Ss.R. will celebrate the mass. There is a potluck picnic afterwards in the park in front of West High School. Come, all who were part of our Casa San Alfonso Community. Come, Jóvenes and their families. Come padrinos and amigos de la Casa. And come, parents and relatives of the Casa San Alfonso community.
Celebrate the feast of St. Alphonsus with us.
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Oh Jesús, tú nos llamas: “Síganme”. Bendice, Señor, a todos los que acogen tu llamado. Puede que el camino no sea fácil, pero tenemos la confianza de que todo es posible si caminamos contigo. Que este viaje nos abra los ojos a las maravillas de tu amor por nosotros. Oramos por toda tu gente, por todos los creyentes e incrédulos, por los líderes y seguidores. Oramos por la sanación, el perdón, la compasión, la justicia y la paz. Oramos para que, al seguirte, nosotros también podamos ser pescadores de hombres. Bendícenos en nuestro viaje.
O Jesus, you call us, “Come after me.” Bless, O Lord, all who welcome your call. The path may not be easy, but we have confidence that all things are possible if we walk with you. May this journey, open our eyes to the wonders of your love for us. We pray for all your people, for all believers and unbelievers, for leaders and followers. We pray for healing, for forgiveness, for compassion, for justice, for peace. We pray that as we follow you, we too can be fishers of men. Bless us on our journey.