Good News – Buena Nueva: Fe – Faith
Fe
Fe se inicia con humildad. No puedo hacer todo solo. Cuando era seminarista, llegué a un momento en mi formación cuando toda mi vida estaba confundida. Terminé cuatro años de high school, cuatro años de colegio y el noviciado para ser misionero Redentorista. Entré el teológico y preparación para votos perpetuos. Mi guía espiritual me introdujo a los doce pasos de alcohólicos anónimos para enfrentar la confusión de mi vida.
Asistí reuniones abiertas de Alcohólicos Anónimos y participe en Álanon. Gradualmente los primeros dos pasos me ayudaron para abrir mis ojos a una fe fundada en la humildad. No pude vivir la fe solo. Tenía que admitir a Dios y a mis hermanos, el Pueblo de Dios, que necesitaba otro camino. Puedo decir que el otro camino tiene muchas curvas. Hay cerros y valles en el camino. No es fácil, pero es sencillo.
Los alcohólicos hablan de “hitting bottom”, tocando el fondo. Al fin de este año de COVID y divisiones en la sociedad, pido si el mundo está tocando el fondo. Para mí, lo que espero es que en 2020 estemos muy cerca del fondo. Invito a todos a meditar en los primeros dos pasos de A.A. En lugar de alcohol, podemos considerar el descontento en la sociedad.
Primer paso: “Admitimos que éramos impotentes ante el alcohol, que nuestras vidas se habían vuelto in-gobernables.”
Segundo paso: “Llegamos a creer que un Poder superior a nosotros mismos podría devolvernos el sano juicio.”
Fe y el migrante
Estuve en un pueblo en México, y supe que veintidós jóvenes salían el próximo lunes para los Estados Unidos. Cuatro de ellos tenían residencia legal o eran ciudadanos americanos. Los demás intentarían cruzar por el desierto, algunos por la primera vez. Al terminar la misa que celebré el domingo, invité a todos a rezar por la seguridad de los que salían al Norte. Simplemente recé por su seguridad e invité a los jóvenes que estaban presentes que pasaran al frente por una bendición. Después de la misa, una señora me dijo: “Padre, nuestros hombres se han estado yendo al Norte por muchos años y ésta es la primera vez que un sacerdote nos invita a rezar por ellos en misa. Y el sacerdote es un americano. Gracias”.
Los hombres que estuvieron en misa me invitaron a cenar con el grupo esa noche para bendecir a los demás. Esa noche, veinte de los hombres se juntaron en una casa. Todos se reunieron alrededor de una mesa grande. En la mesa había una botella de tequila y un montón de tamales. Los hombres que habían cruzado la frontera antes empezaron a contar sus experiencias. Las historias causaron mucha risa, pero también seriedad. Los hombres iban al Norte con la esperanza de encontrar trabajo, enviar dinero a su hogar para el cuidado de sus seres queridos y con la esperanza de poder regresar a Galeana. Se sentía una mezcla de ansiedad, emoción y temor. Lo más importante es que se sentía una esperanza que el temor no podía reprimir. Todos quisieron una bendición.
En otra ocasión, hablé con algunos cerca de la frontera antes de cruzar por el desierto. Pedí porque algunos cruzando quisieron emigrar. Me dijeron que crean que encontraran mejor vida allá. El Papa Francisco observa que “la inmensa mayoría de los pobres tiene una apertura especial a la fe”. Con esa fe, cruzan desiertos, ríos y océanos con la creencia de que Dios estará con ellos.
(Mañana: Esperanza)
Faith
Faith begins with humility. I can’t do it alone. When I was a seminarian, I came to a point in my training when my whole life was confused. I finished four years of high school, four years of college and the novitiate preparing to be a Redemptorist missionary. I entered theology school and was preparing for perpetual vows. My spiritual director introduced me to the Twelve Steps of Alcoholics Anonymous to face the turmoil in my life.
I attended open meetings of Alcoholics Anonymous and participated in Alanon. Gradually the first two steps helped open my eyes to a faith founded on humility. I couldn’t live the faith alone. I had to admit to God, to my brothers and to the People of God, that I needed another way. The other path has a lot of curves. There are hills and valleys on the way. It is not easy, but it is simple.
Alcoholics speak of “hitting bottom.” At the end of this year of COVID and unrest we see in society, I ask if the world is hitting bottom. For me, I hope is that in 2020 we are very close to the bottom. I invite everyone to ponder the first two steps of A.A. Instead of alcohol, we can consider discontent in society.
Step One: “We admitted that we were powerless over alcohol, that our lives had become unmanageable.”
Step Two: “Came to believe that a Power greater than ourselves could restore us to sanity.”
Faith and the migrant
I was in a town in Mexico, and I learned that twenty-two young people were leaving on Monday to cross into the U.S. Four of the men had legal entry as residents or as U.S. citizens. The others would attempt to make the crossing through the desert. At the close of the Mass that I celebrated on Sunday, I invited everyone to pray for the safety of those heading for el Norte. I simply prayed for their safety and invited those present to come forward for a blessing. After the Mass one woman said, “Padre, our men have been going north for many years and this was the first time a priest invited us to pray for them at Mass. And the priest is an American. Thank you.”
The men at the Mass invited me to have dinner with the group in the evening and to bless the others. That evening, twenty of the men gathered at one home. All gathered around a large table. On the table were a bottle of Tequila and a mountain of tamales. The men who had crossed the border before began telling their stories of crossing. The stories brought many laughs, yet there was seriousness about the gathering. They were heading north with the hope of finding work, sending money home to take care of their loved ones, and the hope of being able to return to their home in Galeana. There was a sense of anxiousness, excitement and fear. Most importantly, there was a sense of hope that fear could not suppress. They all wanted a blessing.
On another occasion, I spoke to some near the border before crossing through the desert. I asked why they wanted to emigrate. They told me that they believe that they will find a better life there. Pope Francis observes that “The great majority of the poor have a special openness to the faith.” With that faith, they cross deserts, rivers and oceans with belief that God will be with them.
(Tomorrow: Hope)