5. Casa San Alfonso: Viviendo en el Momento
Casa San Alfonso, Viviendo en el Momento
“Al hacer el Ministerio Hispano, un sacerdote debe aceptar tres cosas: cosas comienzan cuando comienzan, terminan cuando terminan y ‘Padre, tú no estás en cargado’. Si los acepta, estará bien en el Ministerio Hispano “. Este fue el consejo de un misionero redentorista mayor cuando comencé a trabajar con latinos. Le pregunté, ¿quién está en cargado? Dijo: “No lo sé. Una de las mujeres”. Casa San Alfonso fue una gran lección de “no estar en cargado”. La espontaneidad de la vida en la Casa fue el carácter definitorio de nuestro ministerio. Al principio, tratamos de poner orden en nuestra vida en la Casa, pero fuera de la oración de la mañana a las 7:00 am, el resto del día, los planes podían cambiar en cualquier momento.
Un día estaba preparando un caldo de carne de res y vegetales. El caldo estaba cocinando cuando el P. Patricio me dijo que nos invitaron a una fiesta de cumpleaños. “Guarda el caldo para mañana”. No estaba muy contento con el cambio de planes de última hora. Al día siguiente, el caldo estaba delicioso. Me tomó tiempo adaptarme al horario del barrio y la gente. Aprender a vivir el momento me tomó tiempo.
La flexibilidad y estar bien para no estar a cargo eran virtudes que no eran opcionales en Casa San Alfonso. A medida que pasaba el tiempo, poder responder en el momento se volvió cada vez más esencial a medida que los pobres llamaban nuestra atención. Hasta que uno camina con los pobres, no me di cuenta de que planificar y programar son el lujo de las personas que tienen estabilidad en sus vidas. El desempleo, las preocupaciones migratorias y la pobreza colocan a las personas en necesidades urgentes que no cumplen fácilmente con los horarios y la planificación.
(Mañana: Ministerio del Momento)
Casa San Alfonso, Living in the Moment
“Doing Hispanic Ministry, a priest must accept three things: activities begin when they begin, they end when they end and ‘Father, you are not in charge.’ If you accept these, you will do well in Hispanic Ministry.” This was the advice of an older Redemptorist missionary when I began working with Latinos. I asked him who was in charge. He said, “I don’t know. One of the women.” Casa San Alfonso was a great lesson of “not being in charge.” The spontaneity of life at the Casa was the defining character of our ministry. In the beginning, we tried to establish some order to our life at the Casa, but outside of morning prayer at 7:00 am, the rest of the day, plans could change at any moment.
One day, I was preparing supper. Fortunately, it was a stew that would take time to simmer. The beef and vegetables were cooking when Fr. Patrick told me that we were invited to a birthday party. “Save the stew for tomorrow.” I was not very happy about the last-minute change of plans. The next day, the stew was delicious. It took time for me to adjust to the timetable of our barrio and its people. Learning to live in the moment took time for me.
Flexibility and being ok to not be in charge were virtues that were not optional at Casa San Alfonso. As time passed, being able to respond in the moment became more and more essential as the poor called for our attention. Until one walks with the poor, I did not realize that planning and scheduling are the luxury of people who have stability in their lives. Unemployment, immigration concerns and poverty place people in urgent needs that do not easily comply to schedules and planning.
(Tomorrow: Ministry of the Moment)
Oh Jesús, tú nos llamas: “Síganme”. Bendice, Señor, a todos los que acogen tu llamado. Puede que el camino no sea fácil, pero tenemos la confianza de que todo es posible si caminamos contigo. Que este viaje nos abra los ojos a las maravillas de tu amor por nosotros. Oramos por toda tu gente, por todos los creyentes e incrédulos, por los líderes y seguidores. Oramos por la sanación, el perdón, la compasión, la justicia y la paz. Oramos para que, al seguirte, nosotros también podamos ser pescadores de hombres. Bendícenos en nuestro viaje.
O Jesus, you call us, “Come after me.” Bless, O Lord, all who welcome your call. The path may not be easy, but we have confidence that all things are possible if we walk with you. May this journey, open our eyes to the wonders of your love for us. We pray for all your people, for all believers and unbelievers, for leaders and followers. We pray for healing, for forgiveness, for compassion, for justice, for peace. We pray that as we follow you, we too can be fishers of men. Bless us on our journey.