4. From “Walk with my People” to “Let my people walk with you.”
“Deja que mi pueblo camine contigo”
La espiritualidad y el carisma de nuestra Congregación Redentorista inspiraron al P. Patricio y yo para convertirnos en misioneros redentoristas. Nuestra formación en el seminario nos preparó para servir como sacerdotes en la Iglesia. Nuestra formación religiosa nos preparó para vivir con otros hombres en una comunidad que nos envió en misión. Estábamos llamado para evangelizar y ser evangelizados por los pobres. Para evangelizar, estábamos bien preparados. Pero permitir que los pobres nos evangelizaran no estaba tan claro.
Me mudé a Denver durante el verano de 1991 y comencé a estudiar español. P. Patricio y yo comenzamos a compartir nuestra visión de una comunidad juvenil con el grupo juvenil parroquial y con voluntarios dedicados dentro del programa de pastoral juvenil. Como aspiramos a caminar con los jóvenes en el barrio, discernimos que como queríamos caminar con los jóvenes, Dios nos estaba diciendo: “Deja que mi pueblo camine con ustedes”. Les dijimos a otros en el ministerio que nuestra casa quería recibir a algunos jóvenes para que vivieran con nosotros en la Casa San Alfonso.
Cuando nos mudamos a Casa San Alfonso, nos preguntamos si algún joven querría caminar tanto con nosotros que se mudarían a nuestra casa. Consideramos a quién invitar y qué deberíamos exigir de quienes aceptan nuestra invitación. El 9 de noviembre de 1991 nos mudamos a la casa. Al día siguiente, Julio trajo un cambio de ropa y un saco de dormir. Antes de que tuviéramos un proceso para recibir a alguien en la casa, él se mudó. Al día siguiente, Ramón se mudó y Rafa quería ingresar a la comunidad. Nos preguntábamos si los jóvenes querrían caminar con nosotros, ahora teníamos que poner algunos límites y expectativas.
(Mañana, vivir en el momento)
“Let my people walk with you.”
The spirituality and charism of our Redemptorist Congregation, inspired Fr. Patrick and I to become Redemptorist missionaries. Our seminary training prepared us to serve as priests in the Church. Our religious formation prepared us for living with other men in a community that sent us out in mission. We were to evangelize and to be evangelized by the poor. To evangelize, we were well prepared. But allowing the poor to evangelize us was not so clear.
I moved to Denver during the summer of 1991and began studying Spanish. Fr. Patrick and I began sharing our vision for a youth community with the parish youth group and with dedicated volunteers within the parish youth ministry program. As we aspired to walk with young people in the barrio, we discerned that as we wanted to walk with the youth, God was telling us, “Let my people walk with you.” We told others in ministry that our house wanted to welcome a few young people to live with us at the youth house, Casa San Alfonso.
As we moved into Casa San Alfonso, we wondered if any young people would want to walk with us so much that they would move into our house. We considered who to invite and what we should require of those who accepted our invitation. On Nov. 9, 1991, we moved into the house. The next day, Julio brought a change of clothes and a sleeping bag. Before we had a process for receiving someone into the house, he moved in. The next day, Ramon moved in and Rafa wanted to enter the community. We wondered if young men would want to walk with us, now we had to set some limits and expectations.
Tomorrow: Casa San Alfonso, Living in the Moment
Oh Jesús, tú nos llamas: “Síganme”. Bendice, Señor, a todos los que acogen tu llamado. Puede que el camino no sea fácil, pero tenemos la confianza de que todo es posible si caminamos contigo. Que este viaje nos abra los ojos a las maravillas de tu amor por nosotros. Oramos por toda tu gente, por todos los creyentes e incrédulos, por los líderes y seguidores. Oramos por la sanación, el perdón, la compasión, la justicia y la paz. Oramos para que, al seguirte, nosotros también podamos ser pescadores de hombres. Bendícenos en nuestro viaje.
O Jesus, you call us, “Come after me.” Bless, O Lord, all who welcome your call. The path may not be easy, but we have confidence that all things are possible if we walk with you. May this journey, open our eyes to the wonders of your love for us. We pray for all your people, for all believers and unbelievers, for leaders and followers. We pray for healing, for forgiveness, for compassion, for justice, for peace. We pray that as we follow you, we too can be fishers of men. Bless us on our journey.