Mi carga es ligera / My burden is light
CARTA NIVIDEÑA:
“Mi yugo es suave y mi carga ligera” (Mt.11: 30)
Un líder hispano dijo: “Padre, mucha gente está hablando de su homilía para Guadalupe”. Le pregunté: “¿Qué están diciendo?” Luego contó mi historia de dos hombres que subieron a una montaña para recibir un mensaje de Dios y me dio un relato sólido de lo que la gente escuchó. Es inusual que una homilía se repita tan cerca de lo que dije. Debido a COVID, solo hubo unas 100 personas en las dos Misas de Guadalupe que celebré. Esto es brevemente lo que tocó a mis oyentes.
Dos hombres subieron a la montaña para escuchar el mensaje de Dios a los fieles. Moisés bajó de la montaña con dos tablas de piedra, dándonos los mandamientos de Dios. Juan Diego bajó de la montaña con un ramo de flores.
En los diez años previos a las Apariciones de Guadalupe, México pasó de ser una nación de 15 millones de habitantes a 5 millones. Con la llegada de los europeos llegaron las infecciones por enfermedades que la comunidad indígena no tenía inmunidad. Dos de cada tres personas murieron a causa de la plaga. Fue una época de gran tristeza. Juan Diego presentó una señal del amor de Dios por su pueblo.
Nuestro mensaje de Dios no es una carga para nosotros en este tiempo de pandemia y angustia, sino un mensaje de esperanza y confianza en Dios.
Estaba caminando en un centro de la naturaleza en un hermoso día antes de la fiesta de Guadalupe. El sol brillaba y hacía 60 grados. Al pasar junto a otros caminantes, los saludé diciendo: “Qué hermoso día”. Mientras caminaba, mis hermanas y yo nos enviamos mensajes de texto. Contamos una historia de malas noticias tras otra. Estábamos enojados con la gente irresponsable y la política deprimente. Escribí: “Basta de malas noticias, de ahora en adelante solo buenas noticias”. A partir de ese momento, prometí no ver las noticias de la televisión ni escuchar las noticias en la radio durante el resto del Adviento. Todavía leo los periódicos, pero decidí no dejar que la gente de las noticias arruinara mi Navidad. Soy un adicto a las noticias, así que fue un cambio para mis dos últimas semanas de Adviento.
Con demasiada frecuencia, escuchamos las duras palabras de los predicadores y no escuchamos las palabras de un Dios amoroso. Jesús dijo: “Vengan a mí los fatigados y agobiados…mi yugo es suave, y mi carga ligera”. Necesitamos disfrutar de las flores de Dios como lo hizo Juan Diego al descender de la montaña. El Nican Mopohua dice que él disfrutó del aroma de las flores y con cada respiración inhaló la fragancia del amor de Dios. El canto Guadalupano dice que “desde entonces para el mexicano, ser guadalupano es algo esencial”.
El Papa Francisco dice que necesitamos menos “con cara de vinagre” en la comunidad de fe. Cuando yo era el Director del Ministerio Campesino en Fresno, un sacerdote se enfermó y su parroquia necesitaba sacerdotes para sus misas de fin de semana mientras una laica guiaba la parroquia. Junto con otros tres sacerdotes, hice un turno allí cada cuatro semanas. Después de diez meses, el párroco no pudo regresar a la parroquia. El decano de esa área se reunió con el consejo parroquial para informarles que pronto la diócesis les enviaría un nuevo párroco. Una de las mujeres preguntó: “¿Por qué no nos pueden enviar al padre Miguel?” Preguntó: “¿Por qué quieres al padre Miguel?” Ella dijo: “Es un americano que no solo aprendió nuestro idioma, nos cuenta historias de cómo la fe llegó a México y cuando salimos la iglesia, estamos orgullosos de ser católicos”. Dijo de los otros sacerdotes: “Solo nos regañan y salimos la iglesia triste. Envíanos al padre Miguel”. Esa noche, el decano me llamó para contarme la historia.
Prepararnos para la Navidad es nuestro momento para apagar las malas noticias. No más rechazas. Que Dios los bendiga en el resto de su viaje de Adviento y que aliviamos las cargas de nuestros hermanos y hermanas. ¡Paz en la tierra!
(Mañana: “Bienaventurados los que lloran”)
CHRISTMAS LETTER:
“My yoke is easy and my burden light” (Mt. 11: 30)
A Hispanic leader said, “Father, a lot of people are talking about your homily for Guadalupe.” I asked, “What are they saying?” He then recounted my story of two men going up a mountain to receive a message from God and gave me a solid account of what people heard. It is unusual that a homily gets repeated so close to what I said. Because of COVID, there were only about 100 people at the two Guadalupe Masses that I said. Here is briefly what struck a chord with my listeners.
Two men went up the mountain to hear God’s message to the faithful. Moses came down the mountain with two stone tablets giving us the commandments of God. Juan Diego came down the mountain with a bouquet of flowers.
In the ten years prior to the Apparitions of Guadalupe, Mexico went from being a nation of 15 million inhabitants to 5 million. With the arrival of Europeans came infections from diseases that the indigenous community had no immunity. Two out of every three people died from the plague. It was a time of great sadness. Juan Diego presented a sign of God’s love for his people.
Our message from God is not to burden us in this time of pandemic and distress, but a message of hope and confidence in God.
I was walking in a nature center on a beautiful day before the feast of Guadalupe. The sun was shining, and it was 60 degrees. As I passed other walkers, I greeted them saying, “What a beautiful day.” As I walked my sisters and I texted each other. We recounted one bad news story after another. We were angry at irresponsible people and depressing politics. I wrote, “Enough of the bad news, from now on only good news.” From that moment, I promised not to watch TV news or listen to news on the radio for the rest of Advent. I still read the newspapers, but I decided not to let the news people ruin my Christmas. I am a news junkie, so it was a change for my last two weeks of Advent.
Too often, we hear the harsh words of preachers and we fail to hear the words of a loving God. Jesus said, “Come to me all you who labor and are burdened…for my yoke is easy and my burden light.” We need to enjoy the flowers from God as Juan Diego did descending the mountain. The poem says that he enjoyed the aroma of the flowers and with each breath he took in the fragrance of God’s love. The song of Guadalupe says that “from that moment on to be a Guadalupano was essential.”
Pope Francis says that we need less “sourpusses” in our faith community. When I was the Director for Campesino Ministry in Fresno, a priest became ill and his parish needed priests to take his weekend Masses while a lay woman guided the parish. Along with three other priests, I took a turn there every four weeks. After ten months, the priest was unable to return to the parish so the dean of that area met with the parish council to inform them that soon the diocese would send them a new pastor. One of the women asked, “Why can´t you send us Father Mike?” He asked, “Why do you want Father Mike?” She said, “He is an American who not only learned our language, he tells us stories of how the faith came to Mexico and when we leave the church, we are proud to be Catholic.” She said of the other priests, “All they do is bawl us out and we leave the church sad. Send us Father Mike.” That evening the dean called to tell me the story.
Preparing for Christmas is our time to turn off the bad news. May God bless you on the rest of your Advent journey, and may we lighten the burdens of our brothers and sisters. Peace on earth!
(Tomorrow: Blessed are they who mourn)