2. Walk with my people – A book?
Ayer presenté mi esperanza de escribir un nuevo libro, “Camina con Mi Pueblo”. Lo que escribí ayer puede ser parte del primer capítulo de lo que escribiré, pero hoy, este blog puede ser suficiente como una introducción a lo que seguirá en los meses en adelante.
Camina con mi pueblo
Hace ocho años, escribí “La Fe del Migrante” en cooperación con la Diócesis de Fresno y con la ayuda de una fundación que promueve oportunidades educativas para niños de trabajadores agrícolas migrantes. Publicamos 3.000 libros en inglés y 3.000 en español. Era una publicación privada utilizada en entornos de ministerios para migrantes, principalmente en California y a través de mi propio trabajo. Solo queda un suministro limitado de la impresión original. Debido a las circunstancias y las experiencias de los últimos dos años, no es probable que se realice una reimpresión o una segunda edición.
Hace dos años, mi superior redentorista me preguntó: “¿Qué quiere hacer en sus ‘años superiores’ de ministerio?” Sacerdotes no se jubilan, pero nuestro ministerio madura. Mientras le respondía, consideré la idea de escribir un segundo libro. Los “últimos años” ofrecen un buen momento para reflexionar sobre mi experiencia en el ministerio. El impacto dramático de la pandemia de coronavirus desafió a todo el mundo descubrir lo que es importante. Después de que todo se cerró debido a la pandemia, comencé el sitio web, http://padremigrante.org. He publicado un blog diario. Si está leyendo esto, se encuentra entre los pocos, no entre muchos.
Mientras nuestro mundo salga de la pandemia, habrá muchas luchas para establecer una nueva normalidad en nuestras vidas. Esto también será cierto para el ministerio en la Iglesia. Podemos esperar tensión a medida que los sacerdotes y líderes religiosos intentan restaurar algunas de las formas en que siempre hemos hecho las cosas y prueban nuevos métodos de ministerio que responden a los nuevos desafíos encontrados en un mundo recuperando.
De “La Fe del Migrante” a “Camina con Mi Pueblo”.
En enero de 2013, informé al Comité del Ministerio Extraordinario Migrante que dejaría la diócesis de Fresno a principios de mayo. Después de su sorpresa por el anuncio, un miembro dijo: “Padre, antes de que se vaya, debe escribir un libro sobre lo que nos enseñó durante los últimos cuatro años”. Durante cuatro años, los catequistas y líderes laicos en el ministerio se reunieron mensualmente para desarrollar métodos de evangelización para los campesinos y sus hijos. Mientras dirigía esas reuniones, no era el único que inspiró el desarrollo de programas para satisfacer las necesidades evangélicas particulares de los migrantes. No podía imaginarme escribir un libro en tres meses, pero con la ayuda de muchos voluntarios dedicados, publicamos “La Fe del Migrante”. Si bien la propuesta inicial era abordar las necesidades especiales de el pueblo de movilidad, se convirtió en mi forma de honrar la fe del pueblo fuera del ámbito del ministerio parroquial ordinario.
A lo largo de los años, consideré escribir un segundo libro. Después de algunos comienzos y pausas en el desarrollo de un tema en torno a mis experiencias en el Ministerio Hispano, comencé un sitio web sobre el Ministerio Migrante, http://padremigrante.org. No es un libro, pero escribiendo blogs diarios, esperaba algún día escribir una secuela de “La Fe del Migrante”.
Es hora de considerar un libro que en parte es una secuela de “La Fe del Migrante”, pero tendrá su propio carácter. Empiezo a escribir reconociendo que nuestro mundo se encuentra en una época de crisis. Obviamente, hay una crisis de salud que ha cambiado mucho la forma en que hacemos las cosas. Junto con la crisis de salud, hay una crisis económica que afecta a las economías de todas las naciones, siendo las naciones más pobres y las personas más pobres las que más sufren. La crisis del racismo, la xenofobia y la opresión religiosa se agrava en estos tiempos. El terrorismo, la corrupción y el malestar político se suman a las presiones que obligan a las personas a realizar una migración masiva de personas más grande de lo que el mundo ha conocido. Estas fuerzas están cambiando la vida de todo el mundo y nos llama a formar nuevos métodos de evangelizar.
Mi jornada en el ministerio hispano comenzó con un reto de un redentorista con una larga historia de trabajo en “la lucha”, la lucha del ministerio hispano. Él (el P. Enrique López) dijo: “Espero que no seas uno de esos ‘gabachos’ que piensa que cuando aprende el español, ya sabe todo lo que necesita saber para trabajar con los latinos. Necesitas conocer las costumbres, la fe y la lucha de mi pueblo. Si no caminas con mi pueblo, no te molestes en aprender español”. Con el llamado a ‘caminar con mi pueblo’ resonando en mis oídos, comencé un viaje de asombro y fe.
Recientemente, leí las memorias de una misión en Panamá dirigida por el P. Leo Mahon, “Fuego bajo mis pies”. Mientras leía las memorias, comencé a escribir sobre las personas, especialmente los pobres que me han evangelizado. “Camina con Mi Pueblo” trata sobre los migrantes con los que he caminado, desde mi tiempo en Casa San Alfonso, mis años de predicar misiones parroquiales bilingües y mi caminata con trabajadores agrícolas migrantes de The Dalles, Oregon a muchas partes de los Estados Unidos. Los redentoristas dicen que somos llamados “a evangelizar y ser evangelizados por los pobres.” Quiero contar las historias de “mi pueblo”.
Yesterday, I introduced my hope to write a new book, “Walk with my People”. What I wrote yesterday may be a part of the first chapter of what I will write, but today, this blog may suffice as an introduction to what will follow in the months ahead.
Walk with My People
Eight years ago, I wrote “Migrant Faith” in cooperation with the Diocese of Fresno and with the help of a foundation promoting educational opportunities for migrant farm worker children. We published 3,000 books in English, and 3,000 in Spanish. It was a private publication used in migrant ministry settings, mostly in California and through my own work. There is only a limited supply left of the original printing. Due to circumstances and the experiences of the past two years, a reprinting or second edition is not likely.
Two years ago, my Redemptorist superior asked me, “What do you hope to do in your ‘senior years’ of ministry?” Priests do not retire, but our ministry matures. As I answered him, I considered the idea of writing a second book. “Senior years” of ministry offer a good time to reflect on my experience of ministry. The dramatic impact of the coronavirus pandemic challenged all people to discover or to rediscover what is important in our lives. In the time after everything shut down because of the pandemic, I began the website, http://padremigrante.org. For nine months I published a daily blog post. If you are reading this, you are among the few, not the many.
While our world comes out of the pandemic, there will be many struggles to establish a new normal in our lives. This will also be true for ministry in the Church. We can expect tension as priests and religious leaders try to restore some of the ways that we have always done things and try new methods for ministry that respond to the new challenges encountered in a recovering world.
From “Migrant Faith” to “Walk with my People.”
In January of 2013, I informed the Comité del Ministerio Extraordinario Migrante that I would leave the diocese of Fresno at the beginning of May. After their surprise at the announcement, a member said, “Father, before you leave, you need to write a book about what you taught us over the past four years.” For four years, catechists and lay leaders in ministry met monthly to develop methods of evangelization for migrant farm workers and their children. While I led those meetings, I was far from the only one who inspired the development of programs to meet the particular evangelical needs of the migrants. I could not imagine writing a book in three months, but with the help of many dedicated volunteers we published Migrant Faith. While its initial proposal was to address the special needs of people of mobility, it became my way of honoring the faith of people outside the realm of ordinary parish ministry.
Over the years, I considered writing a second book. After some starts and pauses in developing a theme around my experiences in Hispanic Ministry, I began a website about Migrant Ministry, http://padremigrante.org. It is not a book, but writing daily blogs, I hoped to one day write a sequel to Migrant Faith.
It is time to consider a book that in part is a sequel to Migrant Faith, but it will have its own character. I begin this writing, recognizing that our world is in a time of crisis. Obviously, there is a health crisis that has changed much of the way that we do things. Along with the health crisis, there is an economic crisis that affects economies of all nations, with the poorest nations and the poorest people suffering the most. The crisis of racism, xenophobia and religious oppression is exacerbated in these times. Terrorism, corruption and political unrest add to the pressures forcing people into a mass migration of people larger than the world has known. These forces are changing the lives of all people and together they call for new ways of spreading God’s Word.
My journey in Hispanic ministry began with a challenge from a Redemptorist with a long history of working in “la lucha”, the struggle of Hispanic Ministry. He (Fr. Enrique Lopez) said, “I hope, you are not one of those ‘gabachos’ who thinks that once you learn Spanish, you know everything you need to know about working with Latinos. You need to know our customs, the faith and the struggle of my people. If you do not walk with my people, don’t bother learning Spanish.” With the call to ‘walk with my people’ ringing in my ears, I began a journey of wonder and faith.
Recently, I read a memoir of a mission in Panama led by Fr. Leo Mahon, “Fire Under My Feet.” As I read the memoir, I began writing about people, especially the poor who have evangelized me. “Walk with My People” is about the migrants with whom I have walked, from my time at Casa San Alfonso, my years of preaching bilingual parish missions and my walk with migrant farm workers from The Dalles, Oregon to many parts of the United States. Redemptorists say that we are called “to evangelize and to be evangelized by the poor.” I want to tell the stories of “my people.”
Oh Jesús, tú nos llamas: “Síganme”. Bendice, Señor, a todos los que acogen tu llamado. Puede que el camino no sea fácil, pero tenemos la confianza de que todo es posible si caminamos contigo. Que este viaje nos abra los ojos a las maravillas de tu amor por nosotros. Oramos por toda tu gente, por todos los creyentes e incrédulos, por los líderes y seguidores. Oramos por la sanación, el perdón, la compasión, la justicia y la paz. Oramos para que, al seguirte, nosotros también podamos ser pescadores de hombres. Bendícenos en nuestro viaje.
O Jesus, you call us, “Come after me.” Bless, O Lord, all who welcome your call. The path may not be easy, but we have confidence that all things are possible if we walk with you. May this journey, open our eyes to the wonders of your love for us. We pray for all your people, for all believers and unbelievers, for leaders and followers. We pray for healing, for forgiveness, for compassion, for justice, for peace. We pray that as we follow you, we too can be fishers of men. Bless us on our journey.