11. Lent: “Walk with my People” – “Camina con mi pueblo”
“Camina con mi pueblo”
Le di mi libro, La Fe del Migrante, a una hermana religiosa la semana pasada. Dos días después, estábamos hablando de enseñar a los catequistas. Ella dijo: “Tuviste un buen mentor”. No estaba seguro de lo que quería decir. Ella ya había leído mi libro y el P. Enrique le dio buenos consejos. Ella dijo: “Él le dijo que ‘caminaras con mi pueblo'”. Cuento la historia de los consejos de Enrique López con tanta frecuencia, los que me han escuchado dicen, “¡Otra vez!”. Sin embargo, su mensaje, dado de manera desafiante, “Si no caminas con mi pueblo, no te molestes en aprender español…” me introdujo a la vida y la fe de los pobres.
Cuando los discípulos de Juan vinieron a Jesús, él no les dijo qué hacer como discípulos. Simplemente dijo: “Ven y vea”. P. Enrique quería que me alejara de un ministerio de ‘hacer por los pobres’, pero que observara las vidas, las luchas, la fe y la bendición de los pobres. A menudo, es tentador responder al problema de una persona, en lugar de tomarse el tiempo para apreciar los obstáculos que encuentran los pobres en la vida diaria.
Después de ofrecer misiones de verano para trabajadores agrícolas migrantes durante siete años, pasé un verano recogiendo cerezas y viviendo en campamentos para migrantes en California y Oregon. Durante mis años ofreciendo programas en Oregon, yo sabía mucho sobre la vida de la gente, pero la experiencia de trabajar y convivir con los trabajadores durante esos dos meses me dio una experiencia que dio un significado más profundo a las palabras del P. Enrique, “camina con mi pueblo”.
Los desafíos que enfrentan los pobres no fueron una sorpresa para mí mientras vivía con los trabajadores. No fue la dificultad de la vida lo que más me impresionó ese verano. Me impresionó la esperanza, los sueños y la fe de los migrantes. Nunca comí mejor que aquellos días en los campamentos. En nuestro primer campamento, vivíamos en tiendas de campaña en la parte trasera de un huerto. Las duchas eran tan inadecuadas que a menudo nos bañábamos en un arroyo que pasaba por el campamento. Todos los días, después del trabajo, alguien iba de compras a la ciudad para comer. Como no teníamos refrigeración, todo estaba fresco. La gente colaboraba para las comidas y cada día diferentes personas se turnaban para cocinar. Visitamos después de las comidas, los niños jugaban al fútbol en un campo. La vida del trabajador migrante ya no era algo observado, pero tuve el privilegio de vivirla. Los trabajadores agrícolas se convirtieron en mi familia.
“Camina con mi pueblo” nunca es una carga. Este año de vivir durante una pandemia ha sido como un segundo sabático para mí. Detener mi vida en el ministerio en 2007 por un momento para caminar con los migrantes me dio la bendición de ver la vida de nuevas maneras. Los inconvenientes de los encierros y aprender a vivir con la pandemia fomentaron muchas emociones y experiencias que eran incómodas, pero usar los momentos de inactividad para reflexionar sobre las experiencias de la vida prepara una base para la esperanza de un futuro mejor. Que aprendamos de las lecciones de este año y busquemos crear un futuro mejor.
Sigo buscando ayuda
Ayúdame a preparar un programa sacramental para niños con necesidades especiales y tiempo limitado de preparación.
Pregunta de hoy para la reflexión: ¿Quién es tu santo/a favorito/a?
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“Walk with my people”
I gave my book, Migrant Faith, to a religious sister last week. A couple days later, we were talking about teaching catechists. She said, “You had a good mentor.” I was not sure about what she meant. She had already read my book and Fr. Enrique gave you good advice. She said, “He told you to ‘walk with my people’.” I tell the story of Fr. Enrique Lopez advice so often, those who have heard me often say, “Again.” Yet, his message given in a challenging way, “If you don’t walk with my people, don’t bother learning Spanish…” introduced me to the life and faith of the poor.
When the disciples of John came to Jesus, he did not tell them what to do as disciples. He simply said, “Come and see.” Fr. Enrique wanted me to step back from a ministry of doing for the poor, but to observe the lives, the struggles, the faith and the blessing of the poor. Often it is tempting to answer a person’s problem, rather than take time to appreciate the obstacles that the poor encounter in daily life.
After offering summer missions for migrant farm workers for several years, I spent a summer picking cherries and living in migrant camps in California and Oregon. For seven summers, I offered sacramental programs for children and young adults. I knew a lot about the lives of the people after those seven years, but the experience of working and living with the workers for those couple months gave me an experience that gave deeper meaning to the words of Fr. Enrique, “walk with my people.”
The challenges that the poor face was not a surprise to me as I lived with the workers. It was not the difficulty of the life that most impressed me that summer. I was impressed with the hope, the dreams and the faith of the migrants. I never ate better than those days in the camps. At our first camp, we lived in tents in the back of an orchard. The shower facilities were so inadequate that we often bathed in a stream passing by the camp. Each day after work, someone went shopping in town for our meal. Since we had no refrigeration, everything was fresh. People pitched in for the meals, and each day different people took turns cooking. We visited after the meals, the children played soccer in a field. The life of the migrant worker was no longer something observed, but I was privileged to live it. The farm workers became my family.
“Walk with my people” is never a burden. This year of living during a pandemic has been like a second sabbatical for me. Stopping my life in ministry in 2007 for a moment to walk with migrants gave me the blessing of seeing life in new ways. The inconveniences of lockdowns and learning to live with the pandemic fostered many emotions and experiences that were uncomfortable, but using down times to reflect on life experiences lays a foundation for hope in a better future. May we learn from the lessons of this year and seek to create a better future.
Still looking for help
Help me prepare a sacramental program for children with special needs and limited time for preparation.
Today’s question for reflection: Who is your favorite saint?
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Oh Jesús, tú nos llamas: “Síganme”. Bendice, Señor, a todos los que acogen tu llamado. Puede que el camino no sea fácil, pero tenemos la confianza de que todo es posible si caminamos contigo. Que este viaje nos abra los ojos a las maravillas de tu amor por nosotros. Oramos por toda tu gente, por todos los creyentes e incrédulos, por los líderes y seguidores. Oramos por la sanación, el perdón, la compasión, la justicia y la paz. Oramos para que, al seguirte, nosotros también podamos ser pescadores de hombres. Bendícenos en nuestro viaje.
O Jesus, you call us, “Come after me.” Bless, O Lord, all who welcome your call. The path may not be easy, but we have confidence that all things are possible if we walk with you. May this journey, open our eyes to the wonders of your love for us. We pray for all your people, for all believers and unbelievers, for leaders and followers. We pray for healing, for forgiveness, for compassion, for justice, for peace. We pray that as we follow you, we too can be fishers of men. Bless us on our journey.